top of page

El terremoto de magnitud 8.8 en Rusia nos recuerda algo: puede detonar otro en el lado opuesto de la Tierra


ree

Un terremoto de magnitud 8.8 ha sacudido la península de Kamchatka, en Rusia. El sismo ha desencadenado alertas de tsunami no solo en la región, sino también en países como Estados Unidos y México, donde, al momento de esta publicación, ya se registran aumentos en los niveles del mar.


Además de ser una demostración de la fuerza de la naturaleza, este tipo de eventos nos recuerdan que el mundo está más conectado de lo que parece. Existe evidencia de que un gran terremoto puede causar no solo réplicas locales, sino también temblores en el lado opuesto de la Tierra.


No, no se trata de una broma o del argumento de una película de ciencia ficción. Existen estudios, como el publicado en 2018 en la revista Nature Scientific Reports por científicos de la Universidad Estatal de Oregón (OSU). Tras analizar 44 años de datos sísmicos, la investigación concluyó que los temblores de magnitud 6.5 o mayor pueden desencadenar otros sismos de magnitud 5.0 o superior.


Un eco en el lado opuesto del mundo


De acuerdo con Robert O'Malley, investigador de la OSU a cargo del estudio, hasta ese momento se pensaba que los principales efectos globales de los grandes terremotos eran las réplicas (sismos menores en la misma región) y otros temblores pequeños a grandes distancias.


ree

Sin embargo, su análisis de datos sísmicos entre 1973 y 2016, que no consideró las zonas de réplicas y usó ventanas de tiempo más amplias, documentó que era posible que otros sismos se dieran en los tres días siguientes a un gran terremoto. O'Malley explica que los terremotos forman parte de un ciclo de "acumulación y liberación" de tensiones tectónicas. A medida que las fallas se acercan al final de su ciclo, pueden alcanzar puntos de inflexión que facilitan la activación de nuevos temblores.


La investigación también encontró que, a mayor magnitud de un terremoto, hay más probabilidades de que desencadene otro. De hecho, existe una tendencia que indica que los sismos de mayor magnitud pueden activarse con más frecuencia que los de menor intensidad.


Además, los investigadores encontraron algo revelador: es bastante probable que un temblor provoque otro sismo dentro de los 30 grados de la antípoda del evento original. Dicho de otra forma, puede derivar en un movimiento tectónico no solo en el punto exacto opuesto de la Tierra, sino en una zona circular de más de 3,000 kilómetros de radio alrededor de ese punto.


ree

Esto ocurre porque las ondas sísmicas viajan a través de todo el planeta y el núcleo de la Tierra actúa como una "lente" que puede enfocar gran parte de la energía en la región antípoda. La concentración de energía puede ser suficiente para desestabilizar una falla geológica que ya se encontraba bajo tensión y, por lo tanto, provocar un nuevo sismo.


El impacto para México


En el caso específico del terremoto de Kamchatka, la antípoda se encuentra en una zona remota del Océano Atlántico Sur, lejos de cualquier territorio habitado. Las masas de tierra más cercanas, a más de 1,500 kilómetros de distancia, son la Isla Bouvet (un territorio noruego famoso por ser la isla más remota del mundo) y las Islas Sándwich del Sur (un arco de 11 islas volcánicas administradas por el Reino Unido).


ree

A la derecha, la región de Kamchatka donde se dio el terremoto, a la derecha, su antípoda al otro lado del mundo | Imagen: antipodesmap.com


Sin embargo, esto no significa que no haya efectos directos para México. A pesar de la distancia, la energía del sismo se manifiesta en aumentos del nivel del mar en varias costas del Océano Pacífico, lo que ha llevado al cierre de puertos y playas como medidas preventivas.

Comentarios


VIDEA RadioVidea Mass Media
00:00 / 02:22

SIGUENOS

  • YouTube
  • Instagram
  • Facebook
  • Twitter
download.png

© 2023 Creado por Videa Mass Media

bottom of page